La ONU pide un nuevo organismo mundial que ayude a aliviar la deuda causada por la pandemia de Covid-19.
Patricia Cervantes Pérez

27 de abril, 2020

El pasado 23 de abril de 2020, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD por sus siglas en inglés), estableció medidas urgentes necesarias para evitar un inminente desastre ocasionado por la deuda que impera en los países en vías de desarrollo, a raíz de las consecuencias económicas de la pandemia del coronavirus
La UNCTAD publicó un informe en el que convocan a realizar un acuerdo mundial para mitigar la deuda en aquellos países en desarrollo, haciendo énfasis en la necesidad vital de proporcionar un alivio sustantivo para la deuda de estos países en desarrollo y liberar recursos necesarios para responder a la pandemia.

El 30 de marzo de 2020, la UNCTAD pidió un paquete económico de 2,5 billones de dólares para los países en desarrollo, pues incluso antes de la crisis de COVID-19, muchos de esos países destinaban una proporción elevada y creciente de sus ingresos públicos al reembolso de deuda, lo que reducía los gastos sanitarios y sociales.

En este sentido, la UNCTAD señala tres pasos clave para el llamamiento a acción:

A) Acuerdos de espera temporales y automáticos. Estos acuerdos proporcionarían un respiro macroeconómico a todos los países en desarrollo afectados por la crisis que soliciten indulgencia para liberar recursos.

Los acuerdos, si son lo suficientemente prolongados y amplios, facilitarían una respuesta eficaz a la conmoción de COVID-19 permitiendo el aumento del gasto sanitario y social, en el futuro inmediato y facilitarán la recuperación económica posterior a la crisis junto con el crecimiento sostenible y las trayectorias de la balanza fiscal y comercial.

B) Programas de alivio y reestructuración de la deuda. Estos programas garantizarían que el “respiro” obtenido en la primera etapa se utilice para reevaluar la sostenibilidad de la deuda de los países en desarrollo a más largo plazo, caso por caso.

El 13 de abril 2929, el Fondo Monetario Internacional canceló los reembolsos de la deuda que le debían las 25 economías en desarrollo más pobres para los próximos seis meses. Se estima que esta cancelación de la deuda asciende a unos 215 millones de dólares.

El 15 de abril de 2020, los dirigentes del Grupo de las 20 economías principales (G-20) anunciaron la suspensión de los pagos del servicio de la deuda de 73 de los países más pobres desde mayo hasta finales de este año.

Sin embargo, se necesitan urgentemente medidas más sistemáticas, transparentes y coordinadas para cancelar la deuda de los países en desarrollo en general, según el informe. Se sugiere que la cancelación de un billón de dólares se acercaría más a la cifra necesaria para prevenir el desastre económico en todo el mundo en desarrollo.


C) Una autoridad internacional de la deuda de los países en desarrollo. Para dar los dos primeros pasos, el informe de la UNCTAD propone el establecimiento de una Autoridad Internacional de la Deuda de los Países en Desarrollo (IDCDA por sus siglas en inglés) para supervisar su aplicación y sentar las bases institucionales y reglamentarias de un marco internacional más permanente para orientar las reestructuraciones de la deuda soberana en el futuro.

Esto podría seguir el camino de la creación de una organización internacional autónoma mediante un tratado internacional entre los Estados interesados. Un elemento esencial de ese acuerdo internacional sería el rápido establecimiento de un órgano consultivo de expertos con total independencia de los intereses de cualquier acreedor o deudor.

Tendremos que estar pendientes de las resoluciones que tome la UNCTAD pues, recordemos que, durante años, los defensores de la reducción de la deuda han pedido la creación de un organismo internacional para supervisar la reestructuración de la deuda soberana, que en la actualidad se está llevando a cabo entre los tenedores y los emisores de bonos o en los tribunales.

Aunque algunos acreedores privados tienen previsto sumarse a la decisión del Grupo de las 20 principales economías de retrasar el servicio de la deuda, una paralización de los pagos de la deuda soberana podría ser impugnada en los tribunales por algunos tenedores de bonos.

En el decenio de 1980, los países endeudados reajustaron sus deudas privadas con el Club de Londres, que agrupaba a los principales bancos comerciales del mundo. Sin embargo, el Club ha perdido relevancia en la última década, ya que los países recurren a los bonos comerciales en lugar de a los préstamos bancarios directos para financiar a sus gobiernos.

Asimismo, el Mecanismo de Reestructuración de la Deuda Soberana, respaldado por el Fondo Monetario Internacional, tuvo poca influencia en acreedores y no logró despegar a principios de la década de 2000.

Patricia Cervantes Pérez patricia.cervantes@solcargo.mx


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